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En la I.E.I. “San Miguel” de Ulcumayo, un grupo de alumnos están desarrollando un proyecto muy ambicioso de cómo declarar al “Perú, País Libre de Transgénicos”, y de esta forma evitar que en nuestro país se siga consumiendo los alimentos transgénicos, los alumnos con este proyecto están fomentando el consumo de las papas nativas, las raíces y tubérculos andinos y todas las especies naturales de cada una de las zonas andinas de nuestra patria.
Debemos que en la actualidad, los científicos están logrando pasar por encima de las leyes de la naturaleza mediante los recientes descubrimientos de la ciencia conocida como “INGENIERÍA GENÉTICA” o “BIOTECNOLOGÍA” o “ADN RECOMBINANTE”. Extender el uso de los transgénicos sin realizar investigaciones suficientes y durante muchos años sobre los efectos negativos que puedan ocasionar, tanto en la salud humana como en la naturaleza, es un acto de gran irresponsabilidad, de parte de los científicos y de quienes lo permiten.
Por ejemplo nuestros antepasados, ya realizaban el mejoramiento genético, tal así que en el distrito de Ulcumayo, la población guardaba sus mejores semillas de papas, las más grandes y robustas, libres de plagas y enfermedades de su cosecha, las cuales eran almacenadas para ser utilizadas en la siguiente siembra con el fin de que el nuevo cultivo rindiera una cosecha igual o mejor que la anterior. Este procedimiento de selección de semilla nativa se hacía sin afectar el orden natural y se basaba en un alto grado de respeto a la naturaleza. Actualmente, este método de producción agrícola está siendo sustituido por el método de producción comercial planteado por la Ingeniería Genética, la Biotecnología o el ADN Recombinante, rompiendo de esta forma la armonía entre la comunidad y la naturaleza, entre la economía solidaria y la cultura que fue transmitida de generaciones a generaciones.
Según las informaciones disponibles sabemos que en la actualidad, cuatro empresas controlan el 80 % de la biotecnología del mundo; 60 % del mercado de plaguicidas; 23 % del mercado de semillas naturales y 10 % de semillas transgénicas, lo que representa para estas empresas una ganancia de 24.5 mil millones de dólares por año, y lo que pretenden con los transgénicos no es más que apoderarse de todo el mercado, dejándonos sin oportunidad para la exportación de nuestros productos naturales.
No es posible que se permita el uso de transgénicos, en un país que es envidiablemente megadiverso, rico en biodiversidad, que no necesita de ninguna manera el uso de estos transgénicos como para proveer al mundo y a nosotros mismos, alimentos de primera y de altísima calidad, además en qué nos puede beneficiar comercialmente, si todo lo que se puede lograr con este negociado, no es más que truncar de la manera más vil y absurda nuestras legítimas aspiraciones de mostrarnos con lo que tenemos y de vender al mundo nuestros propios productos naturales, que son de bandera, tales como la maca, las papas nativas, el yacon, entre otros.
Como es posible que en un país soberano como el nuestro, se permita el uso de transgénicos - para alimento animal- (sabiendo que todos formamos parte de la cadena alimenticia). De todo esto no debemos permitir el uso de transgénicos en nuestro país, sabiendo que actualmente existe muchísima preocupación en el seno de la comunidad científica por el uso de transgénicos, porque los experimentos y sus efectos son imprevisibles para la ciencia, o acaso somos conejillos de indias. No está demás decir que en países que consumen transgénicos, existe estadísticamente una alta incidencia de probabilidad de males degenerativos que se pueden crear a nivel genético y que aún hoy en día, es un enigma incierto para la ciencia, que de ninguna manera nos merecemos transitar.
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